martes, 17 de junio de 2014

EL CAMBIO DE PLANETA DE PEDRO

Cantautor de “Mi auto era una rana”, “Bailar”, “Cuentame” son el cual fue nominado para el Premio Radio Can como mejor canción del año en el 2010, no se deja derrotar por los últimos sucesos de su vida, una terrible enfermedad como lo es la disartria, mal que padece el cantante y la cual lo ha alejado de los escenarios para convertirlo en uno de los más interesantes columnistas.
Pedro Martín José María Suárez-Vértiz Alva pasó de ser el joven chalaco con sueños de artista para realizarse, convirtiéndose en cantante, compositor y productor. Él alcanzó la fama, la cual mantiene pese a su pequeño retiro de los conciertos y vivencias musicales a causa de un desorden nervioso muscular.
Para él no ha sido nada fácil dejar los escenarios, le costó mucho ya que su vida personal y laboral giraba en torno a la música, a la fama, a las letras, a los sentimientos, a la emoción que se siente al saber que cada una de sus canciones eran dedicadas a un público que lo ama, lo sigue en su trayectoria, que goza con él los triunfos.
Pero sin duda alguna, su familia desempeñó un rol muy importante porque lo ayudó a ver que la vida sigue y que si decides cambiar algo lo puedes hacer, solo necesitas fuerza de voluntad, amor de tus seres queridos, y el objetivo que deseas lograr, es decir, que todo lo malo quede atrás.
Pedro irradia siempre un estilo artístico desde su forma de sentarse hasta en las composiciones de sus canciones, el secreto para mantener tal estilo es la felicidad, el sentirse feliz para él lo es todo; como lo afirma “Lo más importante es vivir rodeado de amor”, su forma particular de ser lo hace posible, hoy entiende cómo pudo con roles de rockero, esposo y padre de familia y todos a la vez, pues el artista siempre encuentra la melodía perfecta para cantársela a la vida.
Hoy el despistado, el de cabellera alborotada, el capo en las composiciones, el gran talento en voz, el mensajero en sus canciones; es un amante de su esposa, amigo de sus hijos, facebookero, twittero, amigo de sus fans, vocero del medio ambiente, gran hermano, buen amigo, columnista de reflexión sabatinos en la revista Somos, embajador de Unicef; hoy es feliz con otro estilo, a través de otra melodía, pero con el mismo pensamiento de siempre “la “felicidad es indescriptible, porque tú escoges si existe o no”. Él no ha cambiado, él sigue siendo el mismo pero ahora con muchas más ganas de vivir que antes, con diferentes razones de vivir tanto para su familia, amigos y fans a los que se debe.
Un artista siempre tiene la necesidad de comunicarse, el músico lo realiza por medio de sus canciones, pero ¿qué sucede cuando su manera de transmitir sus sentimientos y emociones es su voz, su boca, y estas se paralizan? Pues se busca la manera para lograrlo. Pedro encontró un método por el cual puede reflejar lo que siente y piensa, la escritura.
Como todo amante de su familia trata de fotografiar cada momento, al lado de las personitas que lo hacen sentir feliz, su familia, de la manera más original que va con su estilo, mediante la inmortalización de la palabra. Este no es solo un método que adopta desde ahora sino desde mucho antes ya que por medio de las redes sociales Pedro lo transmite y comparte con su público, es decir, momentos pasados pero que él aún recuerda.
El músico siente la necesidad de ser escuchado, Pedrito para no perder la costumbre comenzó a comunicarse con su gente mediante las redes sociales, publicando sus reflexiones diarias, anécdotas de un músico, vivencias, recuerdos inolvidables,  y lo feliz que se siente de tener tres hijos y una maravillosa esposa. El rockero chalaco nos evidencia que cuando un artista es completo logra llegar a sus fans mediante cualquier canal de comunicación, los amantes del rockero original quieren oírlo, y al no poder momentáneamente quieren leerlo, de una u otra forma en cantante está más cerca de nosotros, sus fans.
Pedro Suarez-Vértiz gracias a una maniobra de Dios hecha en su vida, hoy puede compartir más tiempo con su familia; hoy tiene un pequeño descanso de los escenarios, que no es lo suyo, pero lo aprovecha cada segundo como si fuera el último. Podemos decir que es una gran lección de vida, ya que a pesar de todo lo que su enfermedad implica y afecta, él no da marcha atrás; al contrario Pedro sigue adelante, con su familia que nunca lo abandona.
A veces la rutina nos cansa y debilita haciéndonos perder pequeños detalles, momentos en los cuales nos damos cuenta de su importancia cuando ya no existen; la mayoría de personas envidia la vida de un músico, pues piensan que el viajar y cantar jamás podrán llegar a embargar nuestras vidas como una rutina. Un músico por la misma consistencia de su trabajo debe sacrificar muchos momentos especiales de su vida, específicamente los espacios con su familia; mientras Pedro ahora tiene la gran satisfacción y privilegio de hacerlo y vivir cada momento como el último.


Gonzáles Chavez, Aissa

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