domingo, 8 de junio de 2014

¿Qali Warma o Qali Mata?

El verdadero problema de Qali Warma

Quiero dejar en claro que la presente no es una crítica a ningún gobierno en particular, sino más bien es una opinión que refleja mi percepción, que puede ser compartida por muchos, sobre lo que está sucediendo actualmente en torno al programa Qali Warma.

A raíz de lo acontecido en abril del presente año, donde 69 estudiantes de la Institución Educativa N°38402, ubicada en el departamento de Ayacucho, se intoxicaron por consumir manjar blanco de Qali Warma, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social se encuentra nuevamente en la mira del ojo público.

Este hecho sería uno más de las denuncias que recibe dicho programa por su mala gestión, siendo dos de las más recordadas la intoxicación de más de 100 escolares del departamento de Huancayo en el 2013 y la intoxicación de 42 niños del departamento de Cajamarca por ingerir leche comprada por el Proona en el 2011.

Cabe mencionar que el Proona, Programa Nacional de Asistencia Alimentaria, fue creado con la finalidad de combatir el hambre en las zonas más pobres del país, sin embargo esta fue destituida por Qali Warma, un programa mejorado que “supuestamente” mantiene la misma finalidad.

Con este cambio debería felicitarse al Estado peruano por haber reemplazado un programa ineficaz por uno eficaz, sin embargo esto no hace más que ratificar la ineficiencia, falta de profesionalismo y compromiso del Estado hacia el pueblo peruano.

Resulta ilógico pensar que un programa dirigido a brindar el servicio de alimentación a niños y niñas de 6 meses a 3 años, en lugar de mejorar y aumentar la nutrición infantil, genere altas tasas de desnutrición y muerte de algunos de sus usuarios.

“Confianza” es lo último que puede recibir el Estado por parte de la población y no podemos negar que esto se lo ha ido ganando de a  poco. Solo basta ver las acciones que se han tomado para solucionar estos problemas.

Por un lado tenemos la declaración de la Ministra del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, en ese entonces Mónica Rubio, quien indicó que se haría una ardua investigación y exanimación a las plantas de los proveedores de Qali Warma. “Jalón de orejas al ministerio” por inspeccionar a última hora a estos proveedores.

¿Cómo puede el Estado emprender un proyecto de tal magnitud sin antes haber analizado todas las aristas de la misma? Es ilógico emprender un plan estratégico sin antes investigar, analizar y evaluar permanentemente las condiciones en las que se encuentra trabajando cada uno de sus proveedores.

Eso es negligencia. Lo que falta es un ente regulador que constantemente evalúe el trabajo de cada una de las plantas proveedoras de alimentos y no esperar a última hora noticias sobre la muerte o intoxicación de niños para recién tomar cartas en el asunto.

Si bien es cierto, los alimentos en mal estado o ya vencidos provienen de los proveedores. Nadie está en contra de que éstos reciban el castigo correspondiente. Sin embargo, la responsabilidad de la intoxicación de los 100 niños en Huancayo no solo recae en los proveedores, sino también en el Estado.

La culpa y falta de responsabilidad e ineficiencia es por parte de ellos. Quienes deben asumir la responsabilidad no solo son los proveedores, en primera instancia debe de hacerlo el Ministerio de Desarrollo e inclusión Social. Si alguien comete un error, debe aceptarlo y asumirlo con compromiso.

El pueblo queda indignado ante tales sucesos. Ya no se confía en las promesas. Lo que se pide son acciones. Acciones coherentes, tomadas con responsabilidad y compromiso.
El fracaso de este programa revela nuevamente la ineficiencia del Estado peruano como proveedor de servicios.

Se sabe que la malnutrición infantil es un problema severo que sigue impregnado en nuestra realidad y sabemos también que el Estado a tratado de brindar una solución a esta grave situación.

Nadie niega su intención de ayudar a estas personas, no obstante, los resultados de estos programas -tanto el Pronna antes como hoy lo es Qali Warma- han terminado no sólo funcionando mal, sino con niños intoxicados y otros muertos por la mala calidad de los alimentos que reciben.

Como mencioné antes, nadie duda que la intención que tienen los gobiernos por buscar y promover este tipo de programas hayan sido buenas. Sin embargo, para mejorar los problemas no basta con tener buenas intenciones.

Se debería preguntar al Estado si ha pensado en la verdadera logística que requieren programas de este tipo. No está mal soñar de vez en cuando pero también es importante ser realistas.

Este tema de por sí es muy delicado de tratar, sin embargo lo difícil es aceptar que la realidad de nuestro país no es ni de cerca simple ni homogénea.

Programas como Qali Warma pueden verse muy bien en el papel, llenos de buenas intenciones pero al no considerar la verdadera complejidad logística que este tipo de iniciativas implica, se termina generando un gran daño.

Para evitar que sucesos como el Pronna y Qali Warma demuestren la ineficiencia del gobierno, éste debería proponer otras soluciones menos ambiciosas pero más directas y concretas frente a este y otros problemas.





 Mariel Montalvo.



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